Que sepamos, data de la III Dinastía del Imperio Faraónico, hacia el 2800 a.C., que los orfebres egipcios fabricaron los primeros panes de oro, de 0,0001 mm. de espesor (capítulo XXXIII de la Historia Natural de Plinio el viejo).
Se cubrían con esta finas hojas objetos decorativos principalmente de madera, pero también de piedra y arcilla: objetos móviles, como vasos, estatuas, mobiliario,...; y elementos decorativos arquitectónicos en interior y exterior, como cubiertas, paredes, columnas,...etc...
Pero, ¿por qué el uso de esta técnica?
El uso del oro siempre ha sido sinónimo de suntuosidad, de riqueza, de poder. Una delgadísima lámina de oro economizaba considerablemente los costes pero, al mismo tiempo, su grosor (que impide tocar los panes) permite cubrir de una manera eficiente cualquier superficie, por compleja que esta sea.
Apuntemos que entre los materiales usados en Egipto abundaban aquellos de mala calidad . Los materiales mas nobles (madera y piedra de buena calidad) se encontraban a una gran distancia y debían ser transportados por el Nilo, aumentando considerablemente los costes de los mismos así como el tiempo de ejecución de las obras.
De este modo encontramos mucha arcilla, barro cocido, maderas blandas,...
Esta revolucionaria técnica ayudaba a la buena conservación de dichos materiales, retardando las afecciones climática, temporal, por humedades y patologías asociadas, disminuyendo la posibilidad de ataque de xilófagos y vegetación. Prueba de ello es el buen estado de las piezas que han llegado a nuestros días.
En la imagen que se observa arriba podemos ver un Ushabtis, perteneciente al ajuar funarario del Tesoro de Tutankhamon (Museo del Cairo).
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